Eva Eastwood, celebra 20 años como artista discográfica con el duodécimo álbum de estudio “Candy”, una bolsa llena de dulces con éxitos recién escritos para todos los que aman la música de finales de los 50 y principios de los 60. Su carrera de dos décadas no solo la ha convertido en una de las artistas más queridas de Suecia en este género, sino que también es un nombre respetado internacionalmente, que puede ser confirmado por al menos tres apariciones como la atracción principal en el principal festival de rockabilly inglés en Hemsby.
La canción principal y el primer sencillo “Candy” ya han demostrado que la inspiración para escribir canciones de Eva todavía está en su apogeo. Como una máquina del tiempo moderna, ella captura con la punta de los dedos la sensación de las hermosas melodías y el giro sin pretensiones que fluyó de la primera generación de radios y rocola de rock’n’roll.
Pero, y tal vez debería señalarse una vez más, no se trata de versiones hasta ahora desconocidas de clásicos del rock con Brenda Lee, Etta James o Ruth Brown: “Candy” es solo otra prueba de la capacidad de Eva para escribir música nueva que suena como si el calendario se remonta a 1960. “Buzz”, “Is My Baby Happy Now” y “Old School” son solo algunos ejemplos.
La banda de Eva, The Major Keys, respalda como de costumbre con esfuerzos frugales que se balancean y brillan cuando es necesario. El núcleo de la banda está formado por Chris Bergström a la guitarra, Jan Östlund al bajo y Adam Östlund a la batería, con la incorporación de los pianistas Jonaz Wilson Stoltz y David Nordlund y el saxofonista Stefan Månsson.
Juntos, capturan con sensibilidad el carácter de las canciones de una manera que hace que uno quiera olvidar todo lo que tiene que ver con el distanciamiento social y simplemente bailar. Pero hasta entonces, tenemos que contentarnos con disfrutar de un giro que puede hacer adicto al azúcar a cualquiera.